Melancolía

Y te sientes mal cuando tocan a tu puerta días como este, días tristes en los que las penas pesan como lozas frías y no sabes como levantar la mirada. Las decepciones no cesan de gritar en tu interior y tu rabia lucha por salir.
Cuando las preocupaciones te hunden más y más y no sabes si debes tratar de respirar o dejarte llevar, cuando sientes el frenesí de la vida que no para y tu te vas quedando atrás, anclada en el pasado, sin poder avanzar, dando traspiés y levantándote.

Cada error es un paso mal dado y una lección aprendida, un cachetón de la vida para que no te desvíes del camino y en estos días parece que cobra más sentido...

Las lágrimas que derrames no tendrán siempre un final feliz. 

Mi mundo mágico

Despertarme temprano en la mañana y sentir las suaves gotitas del rocío caer sobre mi nariz, poder sentarme sola en una playa desierta y contemplar un bonito amanecer...sentir el frío de la arena bajo mis pies y la tranquilidad inundándome. Sentir que puedo volar y tocar con las yemas de mis dedos las nubes que se alzan majestuosas sobre el cielo infinito. 

Sentir que ya no hay dolor  que apuñale mi cuerpo, olvidarme de lo que es llorar. 

Aquí ya no volverá a reinar el desasosiego y las preocupaciones se evaporarán como el agua de la tierra al atardecer. No existirá el desamor y la amistad será para siempre y verdadera.

Siempre estaremos felices...y tú y yo estaremos siempre unidos, amándonos sin temores.

Ilusa y soñadora,  adoro imaginarme mundos maravillosos donde el sol nunca se pone y a la vez brillan radiantes las estrellas en el cielo.

Puede que no te vuelva a ver pero siempre tendrás un pequeño huequito en lo más profundo de mi ser, y es por eso que te imagino en un mundo perfecto donde quizás los sueños se hacen realidad.

Amémonos...

Ven conmigo y déjame sentir el olor de tu cabello, déjame llevarte al universo infinito cogidos de la mano y dancemos por las estrellas como niños distraídos...

Eres tan hermosa y tan frágil que podría morirme cada vez que rozo tus labios...podría mirar tu blanca piel y perder el sueño mil y una noches... Déjame mostrarte lo grande que es el alma y lo bello que es el amor, déjame enseñarte a correr sin miedo y disfrutar del viento en tu cara...déjame recorrer tu rostro con mi mirada y parar en todas y cada una de tus perfectas imperfecciones...porque eres hermosa como eres, porque simplemente eres tú, única e inigualable.

Déjame soñar despierto contigo, no me cansaría nunca de esa visión...eres mi musa y mi único deseo, eres la persona en la que pienso cada minuto de mis días, la persona que me arranca el aire del pecho, la persona por la que daría todo lo que soy.

Aquella niña

Esa niña de sonrisas marchitas y miradas perdidas, esa niña que en las mañanas de invierno corría esquivando los charcos y siempre tenía las mejillas coloradas. Aquella niña que te observaba a escondidas en el patio del colegio, aquella que llenaba su pupitres de bonitas poesías...

La misma que trataba de contener en el pecho el corazón cada vez que pasabas al lado de ella, la misma que aun te sueña cada noche con las estrellas. Esa niña estúpida que pedía deseos estúpidos y que en el fondo imaginaba tristemente que no se cumplirían.

Esa niña tímida y absorta en sus pensamientos...esa niña frágil y enamoradiza que con dolor sabía que para ti pasaba desapercibida. Ella hubiera dado el sol y la luna, el mar y el cielo entero por una simple mirada tuya, por una caricia de tus manos, por el calor de un beso...

Esa niña de ojos negros que te miraba con anhelo, que te susurraba al oído en sueños, la que cuidaba de ti aunque tu no te dieras cuenta...

Esa niña rara del colegio...esa niña era yo.