Mientras esperaba se enfriaba el café

Y allí estaba Nora, como siempre pensando en sus cosas, inmersa en su mundo y dando pequeños sorbitos al café caliente. Miraba por aquella ventana donde tantas veces se habían despedido, donde habían disfrutado de puestas de sol interminables, infinitas.

Aun el cristal se notaba un poco arañado por las piedritas que el tiraba para llamar su atención y ver su rostro a través de la ventana. Tal y como recordaba, la calle siempre vacía, quizás algún anciano paseando o algún niño correteando distraído, pero siempre en calma, siempre silenciosa.

Calentaba sus manos con la taza y se acurrucaba en el sillón cubierta con su manta favorita, observando más allá del horizonte, por encima de aquellas pequeñas casitas se ponía el sol lentamente, dejando sin su calor a las casitas que en silencio parecía que iban a dormir. Lo recordaba tanto, quizás en cualquier momento aparecía por la esquina de la calle y sonreía como siempre lo había hecho…mostrando esos grandes hoyuelos que se le formaban cada vez que lo hacía.

Otro suspiro más, tras miles de ellos en esa tarde, le recordaba a Nora que no volvería; no hoy, no en ese momento…el café  empezaba a enfriarse así que casi sin ganas se lo tomó, dejó la taza sobre el alfeizar de la ventana…

El sol iba desapareciendo cada vez más, aun conseguía vislumbrar unos rayos tímidos que se aferraban a los tejados de las casitas blancas, pero que finalmente desaparecieron tras ellas.

Otra puesta de sol, otra taza de café vacía y Nora esperando en aquella ventana donde alguna vez había sido realmente feliz, alguna vez.

Te llevaste mi amor mientras yo moría en la orilla

Y ahí va mi amor, deslizándose a la deriva sobre tu manto de espuma...
Mar, ahí te llevas mi vida, aquella que segundos antes despedí en la bahía con dolor; ahí va. Se aleja sigilosa entre tus olas, con la mirada hacia el horizonte, con el alma en la orilla.

Que de ella tan solo un pañuelo con lagrimas guardo, el recuerdo de su tacto suave, de su ondulado cabello...de su dulce sonrisa y de su mirada tímida...tan solo el dolor conservo.

Mar, ahí llevabas mi amor mientras también arrastrabas mi alma...tan sola, tan apenada. Que el único motivo por el que sigo esperando, es volver a encontrarme con ella, con ella...su dulce sonrisa, sus ojos negros, sus ojos infinitos.

Cuando crees que has tocado fondo, vuelves a renacer...

No temas, ese pánico repentino que sientes se apagará, no temas, de veras...aunque sientas que tu mundo se derrumba, que tu alma tiembla, que te encuentras débil, asustada...no temas, todo pasará. No creas que todo se acaba ahí, lo que tú piensas que es el fin tan solo es el comienzo, un abrir y cerrar de ojos quizás.

No tengas miedo por aquello que crees que va a pasar, no temas...aunque lo único que sientas son ganas de llorar, no desistas, no te desanimes...sabes que conmigo siempre podrás contar; pase lo que pase no temas.

Aunque sientas un nudo en el alma, debes seguir, debes ser feliz...no temas por lo que pueda pasar. Disfruta ahora de lo que tienes, aprovecha hasta el último pequeño instante...y no temas, simplemente porque es ahora en este instante cuando no hay nada que temer.

Sé fuerte y no temas jamás.

Mi última carta

Aun sabes que nada ha cambiado amor, sabes que significas todo mi mundo, eres el aire que respiro lo que necesito para vivir. Sé que ya no soy prioridad para ti, sé que mi lugar lo ha ocupado ella, que ahora tu brújula es su cuerpo y te guía hacia direcciones opuestas a mi.

Sé que ya no añoras mis labios ni la forma de besarnos y que ahora son sus ojos los que observas antes de dormir. Admite que ya no recuerdas mis caricias, mis palabras al oído...reconoce que ya no sueñas conmigo y que ahora ella es tu estrella. 

Muy a mi pesar sé que ya no buscas mi rostro por la calle al pasear, que tu mano tiene ahora otra que agarrar. Ya no miras nuestras primeras cartas, te has olvidado de recordar, y ya no conservas nuestras fotografías, aquellas que yo observo con cada despertar.

Es extraño este vacío tan grande que siento en el pecho...esta es una carga que no quiero llevar, el recuerdo de tu mirada me atraviesa el alma, y tú ya no estás...ya no estás.

Ahora es ella el centro de tu universo, el motivo por el cual sale el sol cada día; ahora ya no tienes miedo pues a su lado continuamente estás. Te veo mirar a través de sus ojos, de su cuerpo, la necesitas...estás enamorado de su sonrisa, de su manera de caminar...y yo sigo aquí muriendo de amor, dolorida, sin tu corazón.

No lo creerás, pero la quiero tanto...sí, a ella, es ella la que te hace tan feliz, es ella la persona que te hace vibrar, la  que te hace brillar, adoro verte feliz y adoro ver que existe alguien que te da todo aquello que yo no te pude dar. 

Espero de corazón que seas feliz y recuerda que yo siempre estaré ahí, escondida tras su sonrisa, escondida bajo su sombra...recuerda siempre estaré para ti...pero sé feliz.

Aquel chico

Me giré rápidamente y allí estaba él, tan tímido y despistado como siempre, sentado sobre los escalones y mirando sin mirar a su alrededor. En una mano mantenía la carpeta, torpemente apoyada sobre su pierna y de la cual sobresalían hojas con anotaciones  y garabatos.

En la otra mano mantenía pacientemente las monedas que pagarían su trayecto de vuelta a casa y que de tanto en tanto sonaban graciosas entre sus dedos.

Ya lo había visto tantas veces... pero esa era la primera vez que captaba completamente mi atención, haciéndome sentir un nudo extraño en la boca del estómago que no me dejaba apenas respirar.

Seguía observando disimuladamente sus ojos azules, grandes y muy expresivos. Su sonrisa amplia, sincera, noble...ahora sentía mariposas, muchas mariposas revoltosas volando dentro de mi.

Me encantó...sencillamente me encantó ese chico, me encandiló con su mirada, con su forma de reír...me gustaba lo nervioso que se ponía cuando me acercaba y como se sonrojaba cada vez que nuestras miradas se cruzaban. Nunca podré olvidar como se pasaba horas calentando sus manos, apretando sus puños, para luego ofrecérmelas a mí para calentar las mías...frías por aquellos días de Invierno...Con que naturalidad conseguía cogerme de la mano...me encantó.

Pensamientos de una noche de Mayo

Ayer fue una de esas noches que no puedes pegar ojo. Te levantas inquieta de la cama, buscando algo pero nada al final y empiezas a dar vueltas por la habitación. Era una de esas noches bochornosas que no te dejan despegarte de las sábanas y que el aire caliente te impide respirar. Creyendo que me aliviaría tanteé con mis manos la ventana, y me asomé a ella...la noche estaba cerrada, no se veía ni una sola estrella y el aire seguía igual de cálido y denso.

Dolor de barriga, malestar, cansancio e insomnio al mismo tiempo...la mezcla resultado de un día bastante agitado, con noticias no del todo buenas y para nada esperadas. Sonrisas y lágrimas en tan solo unas horas...

Es curioso que a veces necesitemos asomarnos a esa ventana de nuestra habitación para airear nuestros pensamientos, con la esperanza de que cuando vuelvas a acostarte estés repuesta de todo mal. Las calles estaban solitarias, algún coche que otro cruzaba las carreteras dejando una estela de ruido y desaparecía, y de nuevo calma, mucha calma...la suficiente para retomar mis pensamientos. Tratas de imaginar que estará pasando en la casa de los demás en ese instante; si hay alguien que tampoco puede dormir como tú, y tratas de ponerte en su piel, sentir sus pensamientos y sensaciones...¿Por qué parece ser que nos damos cuenta de la importancia de las cosas cuando algo no va del todo bien? ¿Cuándo algo no es como siempre?...¿Por qué estamos tan inmersos en el frenesí de la vida que no nos fijamos en los pequeños detalles que nos hacen feliz? Ayer me di cuenta de que todos los días son perfectos para disfrutar de tu vida, ser feliz, y decirle a esa persona lo mucho que la quieres y cuán importante es para ti. Ayer asomada en la venta y mirando el mar, me di cuenta de que nos empeñamos en hacerlo todo tan perfecto que si algo no sale bien, todas nuestras expectativas se rompen como cristal contra el suelo...cuando lo más sencillo es dejar que las cosas surjan, que la vida haga.

El verdadero amor nunca olvida

Vagando estúpida en mis recuerdos recorro con mis dedos todos y cada uno de los astros de tus lunares; y no me explico como es posible soñar despierta con tus bonitos ojos, cielo infinito.
Con mi lengua en tu espalda recorrí el mundo entero, como una ráfaga de viento repentina, eléctrica...

Cómo es posible sentir dolor por amar, cómo es posible amar el dolor cuando amas a alguien...cómo podría agradecerte que acariciaras mi alma de aquella manera...¿Cómo podría?

Aun hoy, me pregunto donde estás en ese mismo instante, cuando yo te añoro tanto y me siento tan sola, me pregunto si mirarás el mismo cielo que yo miro cada noche, me pregunto si estarás bien...

¿Has vuelto a sentir el amor?, ¿Eres verdaderamente feliz?

No olvido tus labios, ni su suave tacto, ni la forma en que los apretabas contra los míos...no olvido el aroma de tu pelo ni el respirar de tu pecho... y no quiero olvidarlo jamás, porque aunque duela, son los mejores recuerdos que guardo, los mejores momentos grabados...amo este dolor, lo amo con locura.